10 oct 2025

Los Siete Pecados Capitales en el Tatami: Una Visión desde el Karate Kyokushin

Los Siete Pecados Capitales en el Tatami: Una Visión desde el Karate Kyokushin

El camino del Karate Kyokushin es una senda de autodisciplina, mejora personal y búsqueda de la "última verdad". Sus principios, encapsulados en el Dojo Kun (juramento del dojo), buscan forjar un espíritu inquebrantable y humilde. Sin embargo, la naturaleza humana es universal y las mismas debilidades que la tradición cristiana catalogó como los siete pecados capitales pueden manifestarse en el tatami, desviando al practicante de su verdadero objetivo. El camino del Karate Kyokushin es una senda de autodisciplina, mejora personal y búsqueda de la "última verdad". Sus principios, encapsulados en el Dojo Kun (juramento del dojo), buscan forjar un espíritu inquebrantable y humilde. Sin embargo, la naturaleza humana es universal y las mismas debilidades que la tradición cristiana catalogó como los siete pecados capitales pueden manifestarse en el tatami, desviando al practicante de su verdadero objetivo.

A continuación, se presenta una traslación de estos siete pecados al contexto del Karate Kyokushin, ofreciendo una reflexión profunda sobre cómo estas tendencias pueden corromper el espíritu del budo.



1. Soberbia: El Ego en el Dojo

En Kyokushin, la soberbia se manifiesta como el exceso de orgullo por la propia habilidad, grado o fuerza física. Es el karateka que se siente superior a sus compañeros, que desprecia a los grados inferiores o que cree no tener nada que aprender. Este pecado es una afrenta directa a uno de los pilares del Dojo Kun: "Nunca olvidaremos la verdadera virtud de la humildad". El practicante soberbio cierra su mente al aprendizaje, confunde la confianza con la arrogancia y olvida que el verdadero camino marcial, como escalar una montaña, siempre tiene cimas más altas que alcanzar.



2. Avaricia: La Codicia de Grados y Trofeos

La avaricia en el karate no se mide en bienes materiales, sino en el deseo desmedido por el reconocimiento externo: cinturones, títulos y trofeos. El karateka avaro no entrena para superarse a sí mismo, sino para acumular símbolos de estatus. Su enfoque se desvía de la esencia del arte marcial —el desarrollo del carácter— hacia la mera colección de galardones. Este pecado contradice el principio de "buscar la sabiduría y la fuerza físico-mental" como único deseo, convirtiendo el entrenamiento en una carrera egoísta y vacía.


3. Lujuria: El Deseo de Violencia y Dominación

La lujuria, en su traslación marcial, es el deseo descontrolado de aplicar la violencia y de sentir el poder sobre otro. Es el practicante que disfruta lastimando en el kumite (combate), que busca humillar a su oponente en lugar de probar su espíritu. Esta actitud pervierte el propósito del combate en Kyokushin, que es un medio para forjar el carácter y el respeto mutuo, no una excusa para dar rienda suelta a los instintos más bajos. Viola el precepto de "abstenernos de la violencia" en su connotación más profunda: la de no usar el karate para fines egoístas y dañinos.


4. Ira: La Pérdida del Autocontrol

La ira es la furia descontrolada que surge de un golpe recibido en combate o de la frustración por no poder ejecutar una técnica. El karateka que sucumbe a la ira pierde el control de su mente y su espíritu, reaccionando de forma violenta y desproporcionada. Esto es un fracaso fundamental en el Kyokushin, cuya filosofía se basa en el autocontrol y en mantener un "espíritu inamovible". Un verdadero practicante aprende a absorber la presión y a canalizar la adversidad con serenidad, no a explotar en un arrebato de rabia.


5. Gula: El Exceso en el Entrenamiento sin Reflexión

En este contexto, la gula no se refiere a la comida, sino al "consumo" excesivo de entrenamiento físico sin la debida atención al desarrollo espiritual e intelectual. Es el karateka que se obsesiona únicamente con la fuerza bruta, la resistencia y la cantidad de repeticiones, descuidando la técnica, la filosofía y la introspección. Este desequilibrio lleva a un karate vacío y sin profundidad, ignorando que el Dojo Kun exige dedicar el esfuerzo al desarrollo "espiritual, intelectual y físico" por igual.




6. Envidia: El Resentimiento hacia el Progreso Ajeno

La envidia se manifiesta cuando un practicante siente resentimiento por las habilidades, el progreso o el reconocimiento de un compañero. En lugar de inspirarse en el éxito de otros, el karateka envidioso se consume en la amargura y la crítica destructiva. Esta actitud tóxica envenena el ambiente del dojo, que debe ser un lugar de camaradería y apoyo mutuo. Contradice la idea de cultivar un espíritu de abnegación y respeto, fundamentales para un crecimiento conjunto.




7. Pereza: La Negligencia en el Camino del Budo

La pereza es la falta de diligencia y esfuerzo en el entrenamiento y en la búsqueda del verdadero significado del karate. Se muestra en la falta de constancia, en la ejecución de las técnicas sin espíritu (kime), en evitar los aspectos más desafiantes de la práctica y en conformarse con la mediocridad. La pereza es quizás el pecado más insidioso, pues ataca la base misma del Kyokushin: la perseverancia y la disciplina. El camino del karate, se dice, "comienza con mil días y se domina después de diez mil días", una senda que no admite la desidia.


Espero que éste texto os sirva de ayuda para analizar e interpretar éstas situaciones y como hacerles frente para poder seguir avanzando en el camino de Kyokushin.

OSU!!!!













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